Planeación estratégica, un enfoque diferente

Enfoque sistemático y pragmático

Ventajas

Dirección clara: La planificación estratégica suministra un sentido claro de la dirección de una organización, ayudando a directores y empleados a comprender hacia dónde se dirige la organización y qué intenta conseguir.

 

Alineación: Organiza los esfuerzos de empleados y departamentos hacia objetivos comunes, fomentando una visión y un propósito participados dentro de la organización.

 

Establecimiento de prioridades: La planificación estratégica ayuda a las organizaciones a priorizar decisiones y asignar recursos de forma eficaz para centrarse en actividades de gran impacto.

 

Adaptabilidad: Aunque establece objetivos a largo plazo, los planes estratégicos suelen ser flexibles y adaptables, lo que permite a las organizaciones ajustarse a las situaciones cambiantes y aprovechar las oportunidades.

 

Gestión de recursos: Ayuda en la asignación eficiente de recursos, incluyendo finanzas, tiempo y personal, para apoyar los objetivos estratégicos de la organización.

 

Medición del rendimiento: Los planes estratégicos suelen incluir indicadores clave de rendimiento (KPI) que permiten a las organizaciones seguir los avances y evaluar el éxito de sus estrategias.

 

Mejora de la toma de decisiones: Disponer de un plan estratégico puede orientar los procesos de toma de decisiones y reducir la incertidumbre al proporcionar un marco para evaluar las opciones.


Comunicación: Facilita una comunicación tanto interna como externa, garantizando que las partes interesadas, los empleados y los empresarios conozcan los objetivos de la organización.

 

Desventajas

Lleva mucho tiempo: El proceso de planificación estratégica puede llevar mucho tiempo, ya que requiere importantes aportaciones de los directores y los empleados, lo que puede desviar recursos de las operaciones cuotidianas.

 

Costoso: elaborar y aplicar un plan estratégico puede resultar caro, sobre todo si intervienen consultores o programas informáticos especializados.

 

Rigidez: Los planes estratégicos demasiado rígidos pueden obstaculizar la capacidad de una organización para responder con rapidez a retos u oportunidades inesperados.

 

Resistencia al cambio: Los empleados pueden resistirse a los cambios que forman parte del plan estratégico, lo que provoca conflictos internos y problemas de moral.

 

Complejidad: La planificación estratégica puede volverse excesivamente compleja, dificultando su comprensión y ejecución por parte de los empleados de todos los niveles de la organización.

 

Incertidumbre: El futuro es inherentemente incierto, y los planes estratégicos no siempre pueden tener en cuenta acontecimientos imprevistos o cambios en el mercado.

 

Enfoque limitado: En algunos casos, la planificación estratégica puede conducir a un enfoque limitado en la consecución de objetivos específicos, pasando por alto potencialmente responsabilidades organizativas o sociales más amplias.

 

Retos de aplicación: Elaborar un plan estratégico es sólo el primer paso; garantizar el éxito de su aplicación puede ser todo un reto, y muchas estrategias fracasan debido a una ejecución deficiente.


Falta de rendición de cuentas: Sin mecanismos claros de rendición de cuentas y supervisión, es posible que los planes estratégicos no se ejecuten eficazmente, lo que llevaría al incumplimiento de los objetivos.

 

Énfasis excesivo en el proceso: Algunas organizaciones se centran demasiado en el proceso de planificación estratégica en lugar de en los resultados, lo que da lugar a procedimientos burocráticos y lentos.

 

Nuevo enfoque que sea innovador y que pueda aplicarse en una organización.

Una de las principales ventajas de la planificación estratégica es que ayuda a las organizaciones a fijar metas y objetivos claros. Con un plan estratégico bien definido, las organizaciones pueden orientar sus recursos y esfuerzos hacia un objetivo común. Esta claridad de objetivos permite a los empleados comprender sus funciones y responsabilidades, lo que se traduce en una mayor motivación y productividad.

 

La planificación estratégica también ayuda a las organizaciones a identificar y aprovechar sus puntos fuertes. Mediante un análisis exhaustivo del entorno interno, las organizaciones pueden identificar sus competencias básicas y sus capacidades únicas. Esta información puede utilizarse para desarrollar estrategias que aprovechen estos puntos fuertes y proporcionen a la organización una ventaja competitiva.

 

Otra ventaja de la planificación estratégica es que ayuda a las organizaciones a anticiparse y adaptarse a los cambios del entorno exterior. Mediante un análisis exhaustivo del mercado, las tendencias del sector y la competencia, las organizaciones pueden identificar posibles amenazas y oportunidades. Esta identificación temprana permite a las organizaciones responder proactivamente a los cambios y mantenerse por delante de la competencia.

 

La planificación estratégica también proporciona un marco para la asignación de recursos. Al establecer prioridades y tomar decisiones informadas sobre la asignación de recursos, las organizaciones pueden utilizar eficazmente sus limitados recursos. Esto garantiza que los recursos se asignen a las iniciativas más importantes y estratégicas, maximizando el impacto de la organización y el rendimiento de la inversión.

 

Además, la planificación estratégica ayuda a las organizaciones a alinear sus procesos y funciones internos. Al implicar a las distintas partes interesadas y departamentos en el proceso de planificación, las organizaciones pueden crear un entendimiento y un compromiso compartidos con los objetivos estratégicos. Esta alineación mejora la coordinación y la colaboración, lo que se traduce en una mayor eficiencia y eficacia.

 

Además, la planificación estratégica proporciona una base para evaluar el rendimiento y el progreso. Al establecer objetivos claros e indicadores clave de rendimiento, las organizaciones pueden hacer un seguimiento de sus avances y realizar los ajustes necesarios a lo largo del camino. Este proceso de seguimiento y evaluación permite a las organizaciones aprender de sus experiencias y mejorar continuamente sus resultados.

 

A pesar de sus numerosas ventajas, la planificación estratégica también presenta algunos inconvenientes que las organizaciones deben conocer. Una de las principales desventajas es la complejidad del proceso. La planificación estratégica requiere mucho tiempo, esfuerzo y experiencia. Implica analizar grandes cantidades de datos, realizar estudios de mercado e implicar a las partes interesadas. Esta complejidad puede hacer que el proceso de planificación suponga un reto y requiera muchos recursos para las organizaciones.

 

Otra desventaja de la planificación estratégica es la resistencia al cambio que puede encontrar. La aplicación de un plan estratégico suele implicar cambios importantes en la estructura, los procesos y la cultura de la organización. Esto puede crear resistencia entre los empleados, reacios al cambio y temerosos de lo desconocido. Superar esta resistencia requiere estrategias eficaces de gestión del cambio y un liderazgo fuerte.

 

Además, la planificación estratégica no siempre garantiza el éxito. Aunque un buen plan estratégico proporciona una hoja de ruta para el futuro de la organización, su aplicación no siempre es sencilla. Los factores externos, como los cambios en el mercado o una competencia inesperada, pueden afectar a la empresa y a su capacidad para alcanzar sus objetivos estratégicos. Los factores internos, como la falta de recursos o una ejecución deficiente, también pueden obstaculizar la aplicación satisfactoria del plan.

 

Por último, la planificación estratégica puede a veces pasar por alto la importancia de los recursos humanos. Aunque los planes estratégicos se centran en las estrategias y los objetivos de la organización, es posible que no presten suficiente atención a las personas que ejecutarán dichas estrategias. Es esencial que las organizaciones tengan en cuenta las capacidades, habilidades y motivación de sus empleados a la hora de desarrollar y aplicar planes estratégicos.

 

el Pensamiento Sistémico consiste en ver el todo como un sistema, compuesto por un conjunto de partes interrelacionadas. Considera al sistema como un todo indivisible y no simplemente como el resultado de la suma de las partes que lo originan.

 

Para desarrollar el pensamiento sistémico, debemos hacer el esfuerzo inicial de salir de la zona de confort y estirarnos lo necesario para ver más allá de lo que un pensador lineal puede ver. Al cabo de un tiempo y del mismo modo que ocurre con cualquier proceso de aprendizaje, también resultará “fácil y cómodo” dar respuestas de tipo sistémico.

 

El enfoque sistémico propone soluciones en las cuales se tienen que considerar diversos elementos y relaciones que conforman las partes intervinientes de todo sistema y el entorno del cual forma parte.

 

Las personas, los equipos y las organizaciones que logran desarrollar la capacidad de alternar entre la manera lineal y sistémica de pensar obtienen una marcada ventaja competitiva respecto a quienes solo se limitan a pensar respuestas de tipo lineal.

 

Por su parte, el enfoque estratégico, implica comprender en primer lugar el contexto en el que nos encontramos; en segundo lugar, saber a dónde queremos ir, tener visión de futuro; y, en tercer lugar, definir cómo llegaremos a dónde queremos ir.

 

Así, el enfoque sistémico y estratégico busca comprender de manera más precisa cómo funciona la totalidad y cada una de las partes relacionadas de un sistema, y los efectos que producen en el corto, mediano y largo plazo.

Considera cada elemento del sistema dándole la respectiva importancia a todos, aun los que en apariencia podrían ser irrelevantes o menos importantes. Se trata de un modo de pensar holístico, racional, lógico y estratégico que analiza y actúa sobre las causas que producen determinados efectos en cada sistema.

 

Por ejemplo, si las ventas de cierto producto están por debajo de los resultados esperados, lo habitual es actuar sobre el área de ventas con distintas medidas; por ejemplo: motivación, coaching, revisar los incentivos de venta, desvincular vendedores de bajo rendimiento, incorporar nuevos, invertir más dinero en publicidad, etc.

 

Estas medidas son características cuando prevalece el pensamiento lineal, ya que la caída de ventas puede o no ser consecuencia de la falta de motivación, bajo rendimiento de los vendedores o los incentivos de venta, etc. La gran limitación de esta manera de pensar consiste en que se considera que el problema lo tiene el área de ventas cuando en realidad lo tiene todo el sistema y puede provenir de cualquier sector de la empresa, incluso desde afuera, por ejemplo, problemas de calidad de los productos o la aparición de productos sustitutos con mejores prestaciones.

 

Desde el enfoque sistémico y estratégico, la disminución de las ventas constituye solo un dato y no un estímulo que impulsa la necesidad de comprender a fondo la causa que la produjo antes de tomar cualquiera de las decisiones enumeradas u otras específicas.

 

Si bien actuar sobre el área de ventas puede resultar el punto de partida, nunca debería limitarse a poner el foco de atención solo en la parte afectada. Cabe aclarar que no necesariamente lo más obvio es la mejor opción de análisis, ya que la causa del problema puede estar alojada en cualquier otra parte del sistema que repercute en todas, pero se exterioriza o se hace más visible en alguna.

 

Impacto que se podría esperar del nuevo enfoque con relación a la planeación estratégica.

En conclusión, la planificación estratégica tiene tanto ventajas como inconvenientes para las organizaciones. Ayuda a fijar objetivos claros, aprovechar los puntos fuertes, adaptarse a los cambios, asignar los recursos con eficacia y alinear los procesos internos. Sin embargo, es un proceso complejo que requiere tiempo, esfuerzo y experiencia. Puede encontrar resistencia al cambio y no garantiza el éxito. Por lo tanto, las organizaciones deben considerar detenidamente estos factores cuando decidan emprender una planificación estratégica.

 

Una institución que logra construir y delegar un buen Plan Estratégico tiene grandes posibilidades de superar las adversidades del mundo globalizado, convirtiéndose en un referente en el campo en el que opera. Sin embargo, es importante destacar que una empresa que no tenga definida su planificación acabará formando parte del grupo de «otra institución con planes de futuro», corriendo el riesgo de no tener ese «futuro».

 

Sin embargo, no se puede olvidar que para lograr el objetivo deseado del Planeamiento Estratégico es necesario contar con el apoyo y compromiso de todo el cuerpo funcional de la empresa, ya que los responsables de las distintas fases del proceso son los propios miembros de la organización.

 

Bibliografía

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Garrido B. S. (2003). El proceso estratégico y Metodologías y análisis. En Dirección estratégica (pp. 22-53.). México: McGraw-Hill

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Santesmases, M. (14 de mayo de 2007). Diseño de un plan de marketing en el seno de una organización sin ánimo de lucro. Recuperado el 13 de noviembre de 2013.

Kotler, P. (19 de mayo de 2004). Desarrollo del plan de marketing. Recuperado el 13 de noviembre de 2013, de Fundamentos de marketing.

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